La nueva película de Damien Chazelle despertaba en mí una tremenda expectación y ganas. Sus dos trabajos anteriores: Wiplash y La la land me habían parecido espectaculares y First man era de obligatiorio visionado, por ser un director referente y por ver, si su tercer trabajo continuaba con el nivel estelar. No ha sido así, y a continuación os detallo los motivos de mi decepción.
First Man, es el título que tiene la película protagonizada por Ryan Gosling y Claire Foy y que es una adaptación del libro biográfico con su mismo nombre que relata la vida de Neil Armstrong escrito por James R. Hansen. La adaptación corre a cargo de Josh Singer guionista de películas como la oscarizada Spotlight, Los archivos del Pentágono, El quinto poder o series como El ala oeste de la Casa Blanca y Fringe. Contar con la visión de un guionista de este primerísimo nivel, a priori puede parecer ventajoso, se mire por donde se mire, pero creo que aquí reside uno de los primeros problemas con los que nos encontramos. Chazelle dirige por primera vez una película sin ser él, el artífice de su literatura, por lo que lo hace un mero conductor de la historia, quedando plana e inconexa en multitud de momentos.
La historia se divide en años desde 1961 a 1969, capítulos que tienen su introducción nudo y desenlace. Seguimos hablando de una película aunque por su estructura pudiera parecer una serie, es más, creo que esta historia hubiera tenido mucho más recorrido si hubiese adoptado este formato. Es difícil sorprenderte cuando ya el título te dice lo que va a pasar al final del metraje. En First man conocemos la vida de Neil Armstrong primer astronauta en pisar la superficie lunar. Los episodios personales del astronauta son protagonistas mostrando a un Neil obsesionado por la gesta y a una mujer que anhela una vida normal en familia. La lucha entre la URSS y Estados Unidos por la carrera espacial, también están presente en muchos momentos, viéndose una disonancia entre lo que quería el pueblo de verdad (dejar de intentarlo) y los políticos (ser los primeros a cualquier precio).
Para alimentar el sentimiento patriótico estas historias son fabulosas, vistas con un océano de distancia tal vez sean elementos que pudieran adquirir menos protagonismo y ya de paso recortar algún que otro minuto a la cinta, que se va a las 2 horas y 21 minutos.
Ryan Gosling lleva el peso de la película, como es evidente, pero no muestra la fuerza suficiente en su interpretación como para poder cargar con semejante responsabilidad. Falto de expresividad y acartonado, verá como este año también se le pasará la oportunidad de ganar la estatuilla más deseada. En cambio no puedo decir lo mismo de Claire Foy, conocida por todos por su papel de reina Isabel II en la serie de Netflix The Crown, que aunque igualmente contenida ayuda a acentuar la obsesión de Amstrong y a remarcar su falta de compromiso y distanciamiento con el núcleo familiar.
La película está íntegramente rodada con la sensación de cámara en mano, acierto en las escenas que recrean aterrizajes, vuelos y despegues, pero fallo garrafal al también seguir con esta tendencia en los planos que muestran lo cotidiano del personaje: casa y trabajo. El único plano fijo de todo First man es cuando Neil Armstrong divisa por primera vez la Luna. Si eso ocurriera a la media hora de película, estaría bien, porque podría romper la tendencia, pero sucede al final. Tenemos que esperar 2 horas para ver un plano fijo. No sé qué llevó a Damien a tomar esta decisión, si quería recrear ese estrés y desconcierto del personaje con planos en movimiento y resaltar la hazaña con el plano fijo para que sintiéramos el descanso una vez conseguido el objetivo. Desde luego, por culpa de la duración hasta llegar a él, no surte el efecto deseado. Esto, unido a unos planos que se van de foco más de lo habitual, hacen que el ganador del Oscar por las tareas de dirección de fotografía en La la land Linus Sandgren, lo vaya a tener difícil este año para repetir.
Apartado especial se merece el sonido, en todas y cada una de sus vertientes, efectos de sonido que recrean a la perfección las fases del vuelo, el silencio a lo Gravity y la música que acompaña en su justa medida. Sin dudas estamos ante el mejor apartado de la película.
A pesar de ser una película que trata el tema del espacio, no vemos gran despliegue de medios digitales hasta el vuelo final del Apolo XI, donde sí que vemos por primera y única vez la nave desde fuera. Hasta entonces los reflejos de las escafandras de los astronautas y las ventanillas de la nave nos recrean la atmósfera espacial. Este detalle me parece interesante, porque al final no hacen falta tantos recursos pirotécnicos, aunque estamos hablando de una película con un presupuesto que ronda los 70 millones de dólares.
Nos encontramos ante una película, que a pesar de no contar con el factor spoiler, (todo el mundo conoce lo que va a pasar antes de empezar a verla) tiene altos grados de entretenimiento, con un sonido brillante (si tienes la posibilidad de verla con sonido ATMOS, hazlo), una fotografía, que por momentos también lo es y que te enseña un capítulo de la historia de la humanidad que es necesario conocer, seas o no amante de las películas espaciales. A pesar de ser un pequeño lunar para Damien Chazelle, no es una película brillante, seguiré teniéndolo como director al que mirar para seguir aprendiendo.
Mi nota un 7/10
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